martes, 26 de enero de 2010

Animal Party

Hoy mi jornada laboral comenzó antes que de costumbre. La escuela en la que trabajo ha hecho un convenio con la empresa Animal Party, y dos representantes suyos han venido a hacernos una demostración de la metodología de trabajo y en qué consisten este tipo de fiestas de cumpleaños. Yo, la verdad, no había oído hablar de estos señores hasta hoy.
La idea es que los niños creen su propio peluche, dándole vida, forma y alma; y que se comprometan a cuidarles desde el momento de su nacimiento en adelante.

¿En qué consiste? Cada niño elegirá la piel del muñeco que quieren para sí. Gracias a una máquina, lo rellenarán ellos mismos para que quede bien blandito (bueno, lo de "ellos mismos" tengo yo que verlo). Después, se lanzan al aire estrellas de plástico, que serán el "alma" material del muñeco. Cada niño cogerá dos, las mantendrá en sus manos y les transmitirá un deseo; una de ellas la introducirá en su peluche, y la otra, junto con las de sus compañeros, irá al peluche del anfitrión del cumpleaños.
Cada muñeco incluye una cuna y una partida de nacimiento personalizada. También existen complementos (vestidos, sonidos, pieles de diferentes texturas, etc.)
Hecho todo esto, ya pueden jugar con ellos como si fueran un nuevo amigo y llevárselos a casa para cuidarles. En este caso, no sólo el anfitrión recibe un regalo, sino que todos los invitados tienen uno.

Como idea de marketing es cojonuda. Hay decenas de modelos, aún más complementos y una colección entera que completar. Creo que entre los niños, y especialmente entre las niñas, va a funcionar de maravilla. El rango de edades es mayor, se adapta a todos los gustos, y les picará el gusanillo de "quiero éste, éste y éste también".
Como idea práctica, lo veremos. No es fácil rellenar un peluche y que quede bien, bien. Hoy lo hemos estado probando, y aunque es cuestión de pillarle el truco, a los niños me temo que les va a costar. Y por supuesto, cuanto más pequeños, más. Monta también la cuna, haz las partidas de nacimiento, y decora la camiseta que se llevará de regalo el muñeco del anfitrión. Es mucho trabajo, y aunque no es imposible de realizar, al principio, sobretodo, nos va a costar Diox y ayuda.

Teniendo en cuenta que este negocio se basa en franquicias, como vea que funciona también como espero, me veo montando la mía propia :P Y por lo pronto, a ver si convenzo a la jefa para hacerme con uno propio.

5 comentarios:

  1. No voy a profundizar sobre el asunto de las franquicias y demás.
    ¿Con esto no estaremos creando una generación potencialmente adicta al furry?.

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  2. Yo si hablaré de la franquicia.

    ¿Cómo es posible que nos vendan lo que ya tenemos?

    ¿Acaso un niño no tiene la suficiente imaginación como para dar carácter animista a cada juguete, animal o cosa insospechada?

    ¿Es necesario que alguien les marque las rígidas pautas a seguir en cuanto a qué es un juguete y qué no?

    ¿Acaso será que este tema folclórico-festivo le gusta más a los padres y educadores que a los propios niños?

    ¡Sólo faltaría que cobrasen por ello!

    Saludos.

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  3. Este tipo de juguetes e idea, ya tiene tiempo que existe en E.U.
    Honestamente yo no le compraria ni fomentaría algo asi a mis hijos. Pero como negocio creo que si es bastante redituable.
    saludos!

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  4. @Tiberio: furry?? esperemos que no!! aunque es cierto que la forma de insertar el pitorro en el muñeco para rellenarlo podría desembocar en ese mundo de perversión.

    @Joe: esto es vender humo, pero lo venden tan bien que se están forrando. Y sí, realmente creo que en parte la idea está destinada a gustar a las madres más que a los hijos (y si las madres son "madres bien", cosa muy frecuente en la zona en la que trabajo, ya ni te cuento).

    @Mathilda: sí, me pareció ver que esto venía de EEUU. Uniendo tu comentario y el de Joe, podríamos renombrarlo como "Venta de humo de importación".

    ¡Saludos a todos!

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  5. Bueno, no es una mala idea, y no hace daño a nadie... Que es humo ya lo sabemos, pero bueno, mejor que se diviertan con humo que no con cosas peligrosas... A fin de cuentas, es una forma de distraer al crío sin enchufarle una peli o a una maquinita...

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