De aberraciones y liberales

El mundo está patas arriba y hay a quien la sangre se le ha bajado a la cabeza. Si en el post anterior hablaba de la zoofilia, en éste lo haré de la pederastia. Sepan ustedes que según Pio Moa, columnista del diario Libertad Digital, mi tendencia sexual natural es la pederastia, entre otras filias. Y como yo, los millones de lectores de El País. Por lo visto, el pensar "izquierdosamente" o no comulgar con las ruedas de molino que ofrecen ciertos miembros de la Iglesia para salvar nuestra alma, mientras ellos tienen localidades VIP en el Infierno, pues hace que uno sea un enfermo y acepte cualquier cosa como normal.

Esto viene de que últimamente están saliendo a la luz muchos casos de pederastia en el clero. Muchos de los que lo sufrieron y se lo callaron en su día ahora se atreven a decirlo; otros tantos lo han vivido de forma reciente. Habladurías ha habido siempre, sospechas también, pero es ahora cuando se están viendo pruebas. Perdoneme usted, señor Moa, pero yo sí me alarmo por estas noticias, independientemente de mi conciencia política. Y me alarmo y me indigno aún más cuando veo que a los culpables de estos pecados, no contra Dios, sino contra la moralidad de la persona, no se les juzga ni castiga como al resto de mortales. Me parece estupendo que ellos crean en la justicia divina y en el Juicio que tendrán cuando mueran, pero yo abogo por la justicia terrenal y por las penas civiles reales.

Supongo, y espero de corazón, que todas estas noticias que están surgiendo sirvan para que esa organización que es la Iglesia tome cartas en el asunto, porque a quien no crea en su dios le va a dar igual su pérdida de prestigio, pero quien sí que cree, puede ver su fe tambalearse. Yo al menos no querría tener que creer en la bondad de estos pastores. Prefiero al lobo, al menos es de instintos claros y pronosticables.