domingo, 16 de mayo de 2010

Historia extraña de un clip II

-Pues sí, este clip gigante representa la heráldica de mi familia. Con él, mis antepasados lograron conquistar valles y esquilar ovejas. Este clip reúne la fuerza de todos los clips del mundo y es capaz de agarrar hasta cartulinas. Hoy lo he traído aquí porque tengo una misión para con la humanidad y necesito de su ayuda. No sólo la de él, también la tuya. Estoy a punto de vivir una increíble aventura en la que habrá incendios, socavones y algunas cuantas explosiones. Y te necesito a ti porque sólo con el acto de la cópula podré derrotar al gran enemigo del clip: una terrible grapa que es alérgica a la sexualidad y cuanto la rodea. Vamos Sandra, ¡ayúdame!

A Sandra pareció encendérsele la líbido tras estas palabras y cogiéndome de la mano me sacó apresuradamente a mí y al clip de la oficina para llevarnos al cuarto de baño. ¡Por fin ese gran momento había llegado! Todos los indicios apuntaban a que en breves instantes iba a practicar el mejor coito de mi vida. Comenzó a bajarse la falda cuando el clip salió de mi bolsillo y comenzó a gritar enérgicamente:

-¡Wo wo wooooo! ¡Una hembra humana! ¿A esto es a lo que llamáis melones? Buen gusto sí señor, aquí en el planeta Tierra sois más listos de lo que yo pensaba.

Intenté cazarle pero no había manera, se movía de un lado para otro, se extendía, se plegaba, brincaba, reptaba... Hasta que de un salto se colocó entre los brazos de Sandra. Maldito clip, pensé, me va a robar la oportunidad.
En ese momento, cual Transformer se convirtió en un ramo de rosas metálico que hizo abrirse la boca de la chica (ooohhh síii) de la forma más erótica que habría imaginado.
Del ramo salió una carta en la que explicaba una historia muy similar a la que yo le había contado a Sandra para camelármela; el mundo estaba en peligro y sólo había una forma de salvarlo, que las dos únicas personas que conocían el secreto de la lucha entre los clips y las grapas intercambiaran fluidos hasta quedar exhaustos, y debía ser ahí y ahora, pues sólo durante unos instantes la comunión entre los dos cuerpos daría como fruto la liberación de una energía tan poderosa que reblandecería a todas las grapas del universo.

Sandra no se lo pensó más y se lanzó a por mi cuello; me besó, me lamió, me mordisqueó... ¡y yo sin poder creerme estar entre sus brazos! Aunque realmente quería estar era entre sus piernas, lo cual no me cabía la menor duda de que sucedería en cualquier momento...

El clip, que había regresado a su forma original empezaba a vibrar y ponerse tenso, algo le pasaba. En ese momento sentimos un temblor recorriendo las paredes y el suelo... "¡Las grapas! -gritó, ¡saben lo que estamos haciendo!"

[...]

2 comentarios:

  1. Sin duda original.

    Diría que es una especie de literatura erótica-naïf, a lo Milo Manara.

    Ya veremos cómo acaba...

    Besos.

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  2. Pues si Milo Manara me hiciera el honor de ilustrar mis historias, le besaría los pies.

    Curiosamente, Joe, esta historia lleva esperando un final desde hace más de 2 años.

    Besos desde La Gruta ;)

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